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“Hay algo nuevo en esta llamada de la Iglesia”

| Cáritas Nacional/I.Vallecillo

DSC06529Compartimos con ustedes una entrevista hecha a nuestro Presidente, Mons. Gregorio Rosa Chávez, publicada en el Semanario Orientación el 28 de mayo de 2017:  Este 21 de mayo, todos recibimos con júbilo el anuncio del Santo Padre donde daba a conocer los nombres de cinco nuevos cardenales para la Iglesia Católica, entre ellos el señor Obispo Auxiliar de San Salvador, Mons. Gregorio Rosa Chávez. Él mismo confiesa haber sentido gran sorpresa y hasta escepticismo al conocer esa misma madrugada el hecho. Después, a lo largo del día fue procesándolo y nos cuenta que durante la Misa, al escuchar el canto “Vamos todos al banquete” hizo la analogía: “cambié de taburete y también me cambian de misión”, para decir que hay algo nuevo en esta llamada de la Iglesia. Lea a continuación una entrevista que le hace nuestro director, Pbro. Simeón Reyes, el martes 22.

- P. Simeón Reyes. ¿Cómo se siente ahora Monseñor? ¿Qué representa este nombramiento? ¿De qué manera lo recibe usted?

-Mons. Gregorio Rosa. Antes que todo quisiera comentar cómo fue todo, porque es bueno tener una versión oficial de lo que pasó. A las cinco de la mañana sonó mi teléfono. Me llamaba Madre Reina Angélica Zelaya, que trabaja con nosotros en la parroquia y el Complejo Educativo. Me dijo: − Le tengo una buena noticia.
− De Monseñor Romero, le dije yo, como quien dice “¡ya aprobaron el milagro!”.
− No, no es de Monseñor Romero, pero igual es una buena. Se trata de usted.
− ¿Qué es?, le insistí.
− Es que a usted lo han nombrado Cardenal.

Me quedé en silencio un largo rato, totalmente desconcertado, abrumado y asustado también. Ya después me repuse, a los minutos rezamos con las hermanas las Laudes y luego vino la Misa dominical. Ya más tarde llegó una avalancha de periodistas a la parroquia San Francisco; pero antes de eso no sabía nada.

Es lo que sucede en estos casos, dicen que nunca el Papa avisa al candidato. Pero hay un dato que el Nuncio dio ayer en la Cripta de Catedral, que él ya lo sabía, pero estaba bajo secreto pontificio. Nos vimos en la mañana del sábado, en el Estadio Cuscatlán, y él evitó acercarse a mí –según dijo él− por temor a que se le escapara algo. Sí lo sabía el señor Nuncio. Tenía que saberlo naturalmente; pero no soltó ningún elemento para que yo sospechara que algo pasaba. Así fue como me enteré.

Luego quiero compartirles que tenía miedo de pensar qué significaba eso. En todo el día traté de evitar pensar lo que esto significa. Hoy estoy comenzando a aterrizar porque tengo que escribirle al Papa este día para agradecerle y decirle un poco cuál es mi actitud ante lo que él ha decidido (...). Pero estoy en paz ciertamente, estoy sereno porque el amor del Espíritu Santo nos guía por donde quiera. Como nos dijo Monseñor Romero: Dejémonos guiar por el Espíritu Santo.

- P. Reyes. Ciertamente, desde ayer hay personas que se preguntan ¿Y ahora cómo queda Monseñor dentro de la jerarquía de la Iglesia?

- Mons. Rosa. Hay un dato que aún no le he comprobado, pero parece que es cierto: no se nombra Cardenal a un Obispo Auxiliar. Yo recuerdo a todos los que conozco y me parece que no es normal. No sé cuántas excepciones hay, por eso yo estaba tan tranquilo y ajeno a que esto pudiera suceder y sucedió. Entonces tú podrás investigar cuántos casos hay en la historia reciente. Yo no encontré ningún caso. Eso a varios les ha llamado la atención y me lo ha dicho gente que conoce del tema. Por tanto, quiero que sepan que yo sigo siendo Obispo Auxiliar, el Arzobispo Metropolitano sigue siendo Monseñor José Luis, yo no tengo ninguna injerencia o autoridad sobre ningún obispo del país (...) Es un cargo que no tiene ninguna autoridad inherente, simplemente es un honor que el Papa concede a alguien. Luego viene la parte de ¿y para qué? El Cardenal está cerca del Papa, ligado directamente a él, como colaborador estrecho (...) Entonces ¿Qué va a pasar conmigo? Todo sigue igual en El Salvador.

Sigo viviendo en la parroquia San Francisco, Misa por la mañana, después con los alumnos del Complejo Educativo, caminando por las calles del Centro, todo seguirá igual. Sólo que de repente me dirán “vaya a Roma a hacer tal cosa” o “el Papa le asignado tal otra cosa”, ese es el tipo de cosas que podría cambiar en principio. Como no hay una experiencia, ya veremos en la práctica qué signifi ca eso. Ya centrándome en tu consulta, me pregunto ¿por qué el Papa lo hizo? Y no quiero atreverme a responder en lugar de él. Sí puedo decir que a esta Iglesia el Papa la ama mucho y ama mucho a Monseñor Romero. Esas claves sí las conocemos del Santo Padre. Y que suceda en el año del 100 aniversario del Natalicio de Monseñor Romero, uno tiende a asociarlo también; de hecho, ha convocado a un Consistorio solo para cinco personas. Usualmente la lista suele ser más larga, entonces son cosas que llevan a muchas personas a especular. Pero qué hay en la mente del Papa, solo lo sabe él. Quizá cuando estemos cara a cara me diga algo. Sólo quiero agradecer a la gente que se ha alegrado, que reza por mí, también a través de los medios han sido muy positivos al comentar esta noticia, quiero agradecer también esa actitud. (...) Quiero aprovechar para hacer un agradecimiento a dos episcopados grandes. Uno es el de Estados Unidos, ellos hicieron una carta al Papa hace mucho tiempo apoyando la Causa de Monseñor Romero, y la firmaron todos. Igual los Obispos de Brasil, firmaron todos una carta al Papa apoyando esta Causa. Por tanto, quiero ligar mi nombramiento a Monseñor Romero. Es inevitable hacerlo. Ayer estuve junto a su tumba de rodillas, una coincidencia que fue providencial. Yo tenía ayer dos compromisos por la tarde, uno en la capilla del Hospital la Divina Providencia, el lugar donde Monseñor murió y otro en la Cripta de Catedral (...) donde está sepultado. Es un signo de Dios también, como quien dice: cuentas con esta protección en tu nuevo servicio a la Iglesia y con la inspiración de un hombre que dio la vida por Cristo (...).

Cuando el Papa le entrega a uno el birrete cardenalicio hay un texto que dice que uno tiene que estar dispuesto a dar la sangre por Cristo. Y el color de ese birrete es púrpura, el color de la sangre, porque está ligado, pues, a martirio este servicio. Y esta es una Iglesia martirial, tal y como lo reseña Monseñor José Luis últimamente en su segunda Carta Pastoral, y con mucha razón. Somos una Iglesia de mártires y casi todos son anónimos. Creo que este elemento vamos rescatándolo poco a poco y es una gran riqueza nuestra. Entonces yo veo en este nombramiento también un reconocimiento a la Iglesia martirial de El Salvador y a Monseñor Romero. Creo que se puede decir así sin traicionar lo que el Papa está pensando. Creo que en esto hay una evidencia muy clara. Sobre lo otro ya son puras especulaciones.

- P. Reyes. ¿Podemos decir que este nombramiento significa un mayor compromiso para con la Iglesia?

- Mons. Rosa. Lo veo como una gracia totalmente inmerecida e inesperada. Ve o la parte positiva de qué implica esto −tú lo dijiste ya− Dios me llama a un servicio nuevo. Yo lo decía ayer con una metáfora porque estábamos en el hospitalito [La Divina Providencia] y cantamos “Vamos todos al banquete”, que dice: cada cual con su taburete tiene un puesto y una misión. Pues bien, yo cambié de taburete y también me cambian de misión, para decir que hay algo nuevo en esta llamada de la Iglesia. (...) ¿Cuál va a ser? La iré descubriendo poco a poco.

- P. Reyes. ¿Cuáles considera que son los principales desafíos que como sociedad tenemosque afrontar?

-Mons. Rosa. El Nuncio nos ha estado marcando con vehemencia lo que el Papa quiere. Nos dice ¿dónde está el culto a Romero? Le hacemos homenajes, aplausos, canciones, vivas, pero dónde está el verdadero culto a Romero, quiénes peregrinan a su tumba o al lugar de su martirio y le rezan o le reconocen como mártir. Creo que eso es importante y el Papa nos ha dicho lo mismo. En la carta que nos envía el día de la beatificación nos marca una hoja de ruta. Quiero recalcarlo y que sea como mi mensaje (...). Imaginemos un pueblo en marcha hacia los lugares vinculados a Romero para hablar con él, para rezarle, para conocer sobre sus enseñanzas, para aprender de él cómo ser discípulo de Cristo. (...) Un pueblo que peregrine, sobre todo los jóvenes. Una Iglesia que marcha inspirada por Romero. Creo que esa es un poco la gran tarea para todos nosotros: una Iglesia que sale del templo, va a la calle anunciando a Jesucristo con formas muy creativas, inspiradoras y que transforman la historia. (...) Muchos creen que la paz ya no va a llegar, que seguiremos contando muertos todos los días. Dice el Papa “no, eso no es verdad”. Y quisiera ese mensaje retomarlo esta mañana para decirles: Bueno, ahí está la tarea. ¡Pongámonos en camino!