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Arzobispo cotinúa abogando por un salario mínimo justo.

| Cáritas Nacional/I.Vallecillo

Compartimos declaraciones del Arzobispo de San Salvador sobre el salario mínimo: Alguien me dijo que lo que sucede es que los campesinos gastan menos, la canasta básica es más cara para el de la ciudad, para el del campo es más barata, y me dijo una cantidad que se considera que la canasta básica para un campesino anda por los 100 dólares y que aquí anda por 200 dólares, algo así le escuché, pero me lo dijo rápido y al mismo tiempo me dijo que eso no es cierto, y en verdad no es cierto, es todo lo contrario, en el campo las cosas son más caras.

 

Alguien me dijo que lo que sucede es que los campesinos gastan menos, la canasta básica es más cara para el de la ciudad, para el del campo es más barata, y me dijo una cantidad que se considera que la canasta básica para un campesino anda por los 100 dólares y que aquí anda por 200 dólares, algo así le escuché, pero me lo dijo rápido y al mismo tiempo me dijo que eso no es cierto, y en verdad no es cierto, es todo lo contrario, en el campo las cosas son más caras.

Yo soy del campo y es un honor para mí venir del campo, y he vivido esa situación, un cuaderno que aquí vale $1.00, allá vale $1.25, $1.50, posiblemente hasta $2.00, porque es reventa, hay que llevarlo. Y la comida también, no es cierto que allá la gente no gastan porque comen frutas, porque comen hojas de jocote, eso no es cierto, son personas dignas y más caro es allá que aquí, le digo por lo que significa el costo de llevarlo allá. Por otra parte, que allá se trabaje menos es mentira, al contrario, allá se trabaja más. Posiblemente, el que está en la zafra, a eso de la una de la tarde ya venga a su casa, pero ha comenzado a las cuatro de la mañana, y lo hace así porque el sol no se aguanta −sabe− entonces mejor trabajan de mañanita, pero al final ha trabajado más que cualquiera en una oficina, con todo respeto; le digo, nosotros en la oficina estamos mucho mejor que lo que están ellos sufriendo, más aún, se dañan la salud con ese trabajo. Conozco personas del campo que ahora están con problemas de los pulmones por cocinar con leña, ya no digamos lo del sol, insuficiencia renal y todo lo demás, es mucho más difícil. A esto hay que sumar −como bien señala el padre Tojeira− el que no esté cubiertos socialmente, que no gocen de un seguro, es otra grave injusticia.

En realidad no sé por qué castigamos a los del campo, ¿por qué?, todos comemos lo que el campo produce, pero no queremos reconocer su trabajo con dignidad. Le voy a poner un ejemplo sencillo: las señoras que vienen del campo a trabajar como domésticas no están cubiertas por el seguro. Trabajan, no ocho horas como esa persona dijo, ni cinco, sino las 24 horas, y pregunte ¿cuánto ganan? Están ganando un salario indigno, por no decir otra palabra, es imposible. Vayamos a Europa, a Estados Unidos, a cualquier país democrático, ¿cuánto está ganando una persona, nuestros mismo conciudadanos que se van a trabajar?, tenemos que revisar los salarios y ser justos, esa escala de salarios, de 9 salarios distintos, no tiene ningún sentido. Creo que la verdadera razón por la que se le paga menos a los del campo es porque son pobres y porque no pueden defenderse, porque no tienen manera de protestar. Aquí en la ciudad, salimos a la calle y algo hacemos, pero en el campo es más difícil, pero es injusto y por eso nosotros como Iglesia no vamos a callar, no es justo. A mí me da mucha tristeza cómo pasa el tiempo y las discusiones no llegan a nada, debe pagarse un salario justo. La otra vez señalaba cómo vecinos, como en Honduras, tienen salarios de $300, en Guatemala $350, salarios mínimos; ojalá que haya conciencia, que seamos justos. ¿Cuánto gana la empresa privada?, ¿cuáles son los dividendos?, ¿cuánto es la ganancia?, e incluso los grandes salarios que se tienen; en el Gobierno también hay sueldos muy grandes, y no es que esté en contra de eso, pero la gran disparidad, la gran inequidad es un pecado de injusticia, es un pecado social. Eso es lo que vemos nosotros, y sabe, no solo yo, hablo como Iglesia y nosotros lo hemos dicho siempre y lo vamos a seguir diciendo, pues solamente así los pueblos, en clave de justicia, es que se desarrollan, de lo contrario estamos esclavizados, no hay una economía progresiva sino una economía que retrocede a las personas o estaciona a un pueblo, esa economía es regresiva.

Lo mismo el tema de los impuestos, mire la gran discusión, hasta los organismos internacionales sugiriendo que aumenten el IVA. ¿Cómo es posible si el IVA es un impuesto sumamente injusto?, lo pagan los pobres, bien lo sabemos; los que más tienen, no quieren pagar. Eso no es justo y no favorece a nadie, ni siquiera a ellos porque viene la descomposición social de la que todavía no podemos salir. Ojalá que se reflexione y se actúe con justicia.