Unas setenta personas de la tercera edad y con necesidades materiales fueron agasajados por personal de Cáritas de El Salvador, Oficina Nacional, en el marco de la Jornada Mundial de los Pobres 2018, promovida por el Papa Francisco. La actividad buscó llevar a ellos la generosidad de la navidad y una reflexión sobre la familia.

Durante la actividad se vivieron momentos emotivos, entre el compartir los alimentos, reflexionar sobre la familia y celebrar sus cumpleaños con la partida de un pastel.

“Ellos son como una familia, que comparten buena parte de su día, sus problemas, sus alegrías y sus tristezas”, expresó Patricia Serrano, una de los miembros del personal de Cáritas que vivió este momento de solidaridad. “En sus rostros momentáneamente se reflejaba una sonrisa que pronto daba paso a una mirada de tristeza al recordar sentimientos de abandono, por parte de su familia”, comentó Serrano.

“Por algunas horas fueron consentidos y lograron expresar algunos de sus sentimientos”, explicó Cecibel Serrano, otra de las integrantes de la delegación del personal de Cáritas, que participaron en el agasajo a estas mujeres y hombres que ya tienen sus rostros surcados por el paso de los años, pero, sobre todo, lamentablemente, por el abandono y la precariedad que son aspectos que han teñido las vidas de la mayoría de ellas y ellos.

“Ustedes nos dan alegría, son como nuestra familia, nuestros hermanos”, indicó una de las ancianas agasajadas. Aún en su abandono estas personas son capaces de desear alegría para otros, así lo manifestó don José Francisco Hernández: “Deseo felicidad a todas las familias”, dijo.

Aunque muchos de ellos sufren abandono familiar, aún en sus corazones persiste el amor a aquéllos que procrearon o que les procrearon, “la familia es nuestra razón de ser y existir”, expresó otra de las personas que asiste a este comedor donde con gran esfuerzo las hermanas de Betania procuran darles no sólo alimento sino y principalmente calor de hogar, en suma, amor.

El comedor, ubicado en el centro de la capital salvadoreña, está a cargo de las hermanas de Betania y tanto ellas como los agasajados expresaron su agradecimiento al permitir un momento de alegría y esparcimiento con estas personas que día a día llegan a este comedor a almorzar y pasan ahí una buena parte de su tiempo.