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La sequía en oriente fenómeno ¿ocasional o recurrente?

| Cáritas/I. Vallecillo

Si alguien pregunta a un agricultor de la costa en el oriente de El Salvador, sobre las cosechas obtenidas en los últimos años, es frecuente escuchar la respuesta "siempre perdemos por la seca". (Ver fotos)   (Ver Vídeo)

 

Y es que según el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), la sequía más fuerte en esta zona se registró en 1977 alcanzándose hasta 32 días secos consecutivos en La Unión y cubriendo buena parte de la zona oriental en esa ocasión. En el 2012 fueron 32, en el 2013 fueron 23 los días secos consecutivos y en el 2014 han sido 29 los días secos consecutivos. Según el MARN en este año la lluvia media a escala nacional es la más baja en 44 años.

Esta realidad es fácil de constatar. Basta aventurarse un poco por las áreas de cultivos de lugares como Nuevo Edén de San Juan, que aunque está ubicado en la región alta del departamento de San Miguel, hasta el 22 de julio había experimentado 22 días consecutivos de lluvia y con temperaturas promedio de más de 37 grados. Lo reseco de la tierra y los cultivos a medio morir dan testimonio de lo adverso del invierno en este lugar. "Hasta los manantiales se están secando" comenta Manuel Pérez agricultor que afirma que en sus cuarenta y tantos años de vida una sequía tan grave como ésta no la había vivido.

Este año la sequía golpeó también al resto del país, en la zona occidental por ejemplo, las pérdidas en los cultivos de maíz, arroz, hortalizas y otros fueron cuantiosas.

Las pérdidas a nivel nacional son millonarias, la Cámara de Asociación de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO) informaron que para ellos la cifra llega a los 85 millones de dólares (Nota publicada en la Prensa Gráfica el 14 de agosto de 2014), ellos mismos estiman que se perdieron unos 8 millones de quintales de granos básicos. Para un agricultor de subsistencia esto significa hambre.

"Nosotros necesitaríamos apoyo, con alimentos, pero no sería tanto esto como que nos ayuden para volver a sembrar", dice Manuel con una mezcla de esperanza y desesperanza ante lo incierto del invierno que le hizo perder sus cultivos de maíz y frijol.